Hace algunas semanas estuve recordando mis vacaciones de verano cuando estaba en escuela superior o high school. En Puerto Rico las vacaciones de verano van desde mediados de mayo hasta mediados de agosto, cuando hace más calor en la isla. Durante esos tres meses algunos colegios dan clases de verano para que los estudiantes repongan materias o para que las adelanten. Yo nunca tuve que reponer ninguna materia pero si fui a escuela de verano para adelantar clases, específicamente las de historia. Durante tres años sacrifiqué seis semanas de mis esperadas vacaciones estacionales para estudiar, para enchorizar todo un semestre de conocimiento en mi cabeza y estar más avanzada que mis compañeros.

​Cuando recordé esto empecé a conectar otras memorias de mi afán por hacer en lugar de ser. Por ejemplo, a los 15 años tuve mi primer trabajo en una tienda de surfing cerca de la playa. Iba todos los fines de semanas a trabajar, sábados y domingos, de 9am a 6pm. Luego, cuando cumplí los 16 años y saqué licencia para conducir iba también en días de semana, al salir del colegio. A esto le añado que era presidenta del consejo de estudiantes y estaba en cuanto club escolar te puedes imaginar.

​Esta memoria ha sido tan reveladora para mi que quiero compartir mi análisis de ella. Desde muy joven me acostumbre a hacer y hacer sin parar y era muy felicitada por ello. Mis papás, mis maestros y mis jefes se sentían muy orgullosos de mi, siempre me felicitaban y las mamás de mis amigas hasta me usaban de ejemplo ante sus hijas. ”Jessica tiene buenas notas, trabaja, está en todos estos clubes, ¡y tu no haces ni la mitad!” solían recriminarle a sus hijas.​

Mi valor se ancló, por ende, en el hacer. Si hacía y hacía, si acumulaba tareas, si estaba siempre a manos llenas y me destacaba en todo, entonces mi vida tenía valor. De lo contrario era como las perezosas de mis amigas.

Ese chip permaneció en mi por mucho tiempo. Por ejemplo, cuando trabajaba para una multinacional europea, si me despertaba a las 3am para ir al baño y tenía un mensaje de mis supervisores en Austria, corría a responderlo, y así muchas otras cosas.​

Cuando empecé a trabajar en mi y a conectar más con la energía femenina, quise hacer esa transición del hacer al ser; darme la oportunidad de descansar, de no hacer NADA, de jugar con mis sentidos y de experimentar placer en lugar de deber, y se me hizo inmensamente difícil. ¿Te sucede igual? Si es así te comparto algunos tips para que pases del hacer al ser, para que no estés siempre en modo acción y no sientas culpa por descansar. Aquí van:

  1. Recuerda la raíz de tu afán por el hacer: ¿haces muchas cosas para sentirte validada, para que te admiren y te feliciten? O quizás las haces porque ese fue el ejemplo que viste en tu hogar, de tu papá o tu mamá. ¿Cuándo eras pequeña te regañaban por descansar, por sentarte a jugar o por simplemente dormir hasta más tarde? Poner el dedo en la raíz de tu adicción al ‘hacer’ te ayudará a reprogramar ese comportamiento.
  2. Escribe una lista de actividades de ocio: ¿te sientas a descansar pero no sabes qué hacer? A mi me pasa, y mucho. Haz una lista con al menos diez actividades gratuitas que puedes hacer para pasar el tiempo (incluyendo dormir) así como diez cosas que cuesten dinero. Cuando decidas descansar revisa tu lista escoge una actividad.
  3. Agenda el descanso, el SER: separa tiempo para descansar, para hacer NADA, para disfrutar, para experimentar placer. A mi esto me ha ayudado mucho. De hecho, los viernes rara vez agendo reuniones o actividades de trabajo porque son mis días de descansar y de dedicarme tiempo a mi.

Si quieres encontrar ese balance entre tu vida profesional y tu vida laboral, si quieres aprender a fluir mejor, regístrate ya en el MASTERWOMB, mi programa grupal de transformación y emprendimiento para mujeres. A través de sesiones grupales e individuales trabajaremos en precisamente eso: transformar nuestra vida profesional para que se adapte a nuestra visión de vida, y no al contrario. En el MASTERWOMB recordarás que no eres esclava de tu trabajo, de tu gestión profesional, de tu negocio. Éste ha sido puesto en tu vida para ayudarte a vivir tu misión, tu propósito y para generar abundancia y prosperidad. Si quieres conocer más ingresa ahora a este enlace.

Espero que estos tips te ayuden a soltar un poco el HACER para que puedas regresar al SER, a la tranquilidad y la paz que son tuyas por naturaleza.

Leave a Reply