Hace algunos meses, y un poco frustrada tras haber facilitado varias sesiones de Design Thinking en donde veía cómo las heridas creativas de mis clientas no las dejaban generar ideas, mi voz interna me dijo: ”por ahí no es, necesitas re pensar cómo estás abordando la creatividad. Estas personas no pueden crear porque hay algo que está bloqueándolas y tu puedes ayudarlas”.
Finalmente confirmé algo que vengo sintiendo desde hace algún tiempo, y es que, por más herramientas de creatividad que comparta, si las personas a quienes sirvo no CREEN en su potencial creativo, muy poco les pueden ayudar las herramientas que les enseño.
Las heridas creativas son todas esas ideas y limitaciones que se instalaron en tu niñez, a lo largo de tu crianza y proceso educativo, que hoy no te permiten sentir la libertad creadora que necesitas para hacer eso que quieres.
Es la herida que ocasionó tu maestra de primer grado cuando te regañó cuando coloreaste fuera de las líneas, o la frustración que sentiste por no sacar la puntuación que esperabas en un examen. Es la tristeza que experimentaste cuando, en lugar de jugar con tus amigos como querías, tuviste que sentarte a hacer tarea. Es eso que querías decir y no pudiste porque ‘cuando los adultos hablan los niños hacen silencio’. Es la herida de la niña buena….la herida de la obediencia, la perfección, la armonía y el sacrificio.
Esas son las heridas creativas que hoy te detienen.
Y, ¿cómo se sanan las heridas creativas? Mi fórmula es el coaching creativo holístico y se divide en tres pasos que requieren compromiso y trabajo de parte tanto del coach como del coachee.
El primer paso es identificar eso que se repite en tu vida y no te deja crear la vida que quieres. Por ejemplo: no terminas lo que empiezas, te da miedo exponer tus ideas, no te sientes segura a la hora de crear algo, tiendes a envidiar las creaciones de otras personas, etc. Identificar estas heridas es imperativo, pues nos ayudan a explorar su causa, su raíz.
El segundo paso es trabajar con la herida de forma holística: recurriendo al perdón pero también removiendo el trauma del cuerpo y reprogramando la mente a través de meditación, EFT/tapping, aromaterapia, movimiento intuitivo, escritura libre y otras herramientas.
El tercer paso es tomar la decisión de hacer cambios radicales a través de la experimentación. Una vez trabajada la herida es hora de atreverse a crear y cambiar las actitudes limitantes. Esto se hace a través de un plan de activación con metas específicas, medibles y realistas.
Si quieres conocer más acerca de este proceso te invito agendar una sesión exploratoria conmigo, sin compromiso, en la que podamos hablar de las ideas que hoy te limitan en tus procesos creativos. ¿Te animas? Ingresa a ESTE enlace y hablemos.