Esta semana se cumplen 21 años de mi primer salto en paracaídas. ¡Más de dos décadas de aventuras, amigos y grandes lecciones! El paracaidismo me ha dado más de lo que mucha gente se pudiera imaginar. ¿Saben que gracias al paracaidismo me convertí en ‘storyteller’? ¿Les cuento la historia? Acá va.
Cuando me inicié en el paracaidismo, por allá en 1996, se celebraban las primeras ediciones de los X Games de ESPN. En aquellos primeros juegos uno de los deportes que destacaba era el paracaidismo. Recuerdo que nos reuníamos todos en la zona de saltos a ver las competencias, apreciando la gran habilidad de los mejores paracaidistas del mundo. Una cosa que resaltaba era que los más innovadores, arriesgados y talentosos estaban apoyados por una marca de bebidas energéticas llamada Red Bull. Sus cascos azules y plateados con dos toros rojos y un gran sol amarillo resaltaban en los podios de aquellas competencias.
Me llamó grandemente la atención que aquella marca apoyaba a los ‘Michael Jordans’ de mi deporte. Me fascinaba saber que una marca se interesara por ellos, a pesar de que el paracaidismo no es un deporte de muchos seguidores (somos menos de 50,000 paracaidistas en el mundo). Eso me llevó no solo a consumir el producto, sino a entrar en contacto con los encargados de la marca en mi país, Puerto Rico, para que nos apoyaran en nuestros eventos de paracaidismo, lo que hicieron gustosamente. Fue así que inicié una estrecha relación con la marca Red Bull y sus ejecutivos. Me convertí en ‘amiga de la marca’ y me llamaban con frecuencia para que los ayudara en demos de paracaidismo, y yo los involucraba en algunos de los eventos de música y cultura urbana que organizaba para una marca de cervezas para la cual trabajaba.
Pasaron los años y la relación se tornaba cada vez más estrecha. En varias ocasiones trataron de reclutarme para que trabajara en la marca, pero el momento no era el adecuado. Hasta que un día me llamaron para entrevistarme para la posición de gerente de comunicaciones para Centro América y el Caribe. Ese fue el momento decisivo. Pasé la ronda de entrevistas y me ofrecieron la posición, pidiéndome que me mudara a Panamá, donde actualmente resido.
A pesar de que venía con una trayectoria en el campo de las relaciones públicas, en Red Bull aprendí a contar historias de marca. Fue mi escuela de ‘content marketing’. Una de mis principales tareas era generar ideas de contenido para la página web de nuestra región, para la revista de la marca -The Red Bulletin-, y hasta para el canal de televisión de Red Bull en Europa, RedBullTV. Conté decenas de historias: de autos de Formula 1 rodando en una playa de República Dominicana, de surfers en busca de olas en un archipiélago habitado por indígenas kuna con una fuerte cultura matriarcal, del hip hop como música de protesta en Cuba, de un club de surfing y reggae en Jamaica, del regreso de Calle 13 a los escenarios de San Juan, Puerto Rico y hasta de Costa Rica como el país con más canchas de fútbol per cápita del mundo. Mi trabajo era simple y sencillamente ese: cazar, desarrollar y narrar historias de los deportes, la música y la vida urbana en Centroamérica y el Caribe.
Es por eso que digo que el paracaidismo me convirtió en ‘storyteller’, porque de no haber sido por ese deporte no hubiese conocido a Red Bull, marca que me formó en la profesional que soy hoy, que despertó en mi la pasión por la narrativa y por las historias de marca bien contadas.
Y a mi marido también lo conocí a través del paracaidismo, pero esa es otra historia….